sábado, 24 de junio de 2017

CONCURSO DE PROSAS Y POEMAS. DIARIO ESTRELLA DE LA MAÑANA EL 4 DE OCTUBRE CUMPLE SUS BODAS DE DIAMANTE.

60 años nos parecen increíbles y aunque todavía no llegamos creemos que ya no será tan difícil que lleguemos, y pensamos dar la oportunidad a tantos lectores que tenemos nosotros, que son o escritores o poetas y jamás ven publicados sus hermosos trabajos, muchos de los cuales nosotros hemos conocido pero que no nos mandaron la autorización para publicarlos. Desde hoy envíe sus trabajos al concurso de Diamante de Diario Estrella de la Mañana. Habrá un jurado por su puesto de gente idónea que elegirá los mejores trabajos y por supuesto habrá premios para los mejores.
La condición es que no excedan tanto las prosas o los poemas de una carilla de hoja A4, cuerpo 13.
Se aceptan trabajos con firmas que pueden ser seudónimos haciendo figurar al torso de la hoja el nombre y la dirección del autor de la obra.



 Nº1 -Mi amor no basta

Dicen que las luces del barrio siguen prendidas de noche. Dicen que ya no está ella en la esquina vendiendo flores… tal vez lo que no digan es donde está esa mujer que desde pequeña sufrió la pobreza vivió la angustia y el desamparo sin que nadie le acercara una palabra de aliento, un techo, o un plato de comida.
Quizás por haber tenido una niñez tan dura Dios la premió con una belleza que arrancaban unos ojos esquivos pero hermosos, una sonrisa como avergonzada cuando a los 18 años alguien le decía un piropo.
Los vecinos que la adoptaron hace unos años cuando sus padres murieron en un accidente no podían darle el amor que ella merecía. Allí fue cuando yo la descubrí. Muchos años mayor que ella me dio vergüenza al principio acercarme a ofrecerle ayuda. ¿Quién me iba a creer que esa hermosa criatura 20 años menor que yo tenía buenas intenciones y no quería que semejante belleza y simpatía terminara prostituyendo su cuerpo como única medida de subsistencia?
Simplemente le decían Petiza. Claro que había un motivo. Cuando murieron sus padres ella apenas tenía nueve años  y los nuevos padres adoptivos o tutores era gente humilde que no podían darle lo que ese tierno corazón merecía. Y la petiza vendía estampitas, flores en el día de los novios siempre en la misma esquina debajo del mismo farol donde todo el mundo la fue viendo crecer y nadie parecía pretender de ella otra cosa que una sonrisa. Era petiza por los años, era flaquita porque no se alimentaba bien, pero era una bellísima persona con una voz cristalina, con unos ojos celestes y un pelo negro azabache lleno de rulos que la hacían parecer como una muñeca. Un día pase por la misma esquina y me acordé de ella hacía más de un año que ella ya no estaba ofreciendo sus pequeñas cositas que le permitían comer, llevarle algún dinero a sus tutores y seguir viviendo.
Fue de pronto que me di cuenta  que me había fallado el corazón. Que no había surgido de mí un gesto olvidándome del qué dirán y pensando mejor en que injusticia está viviendo aquella pequeña que vi crecer en la misma esquina vendiendo las mismas cosas y hoy ya no está.
Me pasaron por la cabeza varios tangos tristes como son todos los tangos y me vi reflejado en muchos, cobarde, y sin sentimientos. La petiza de ojos celestes hoy debe tener diecinueve años o veinte nadie en el barrio sabe nada de ella y sus tutores solo dicen: un día agarro sus cosas y se fue. 
Hoy yo soltero aun podría haberlo hecho mi esposa porque los veinte años vi diferencia al pasar el tiempo van perdiendo el significado y el lugar que ocupa, la vergüenza al qué dirán podría haberlo llegado a ocupar tranquilamente un amor verdadero. ¿Qué habrá sido de aquella querida y bonita chica abandonada?

Autor: Antón de Prisa.